1-¿Cómo podemos detectar si tenemos o no ansiedad?
Podríamos describir una larga lista de factores que nos ayudaría a detectar si somos candidatos potenciales: mal ambiente en el trabajo o en casa, problemas personales, obligaciones familiares, exceso de actividades, compromisos, horarios,… Pero la ansiedad va íntimamente ligada al carácter particular de cada persona y al modo en que afronta la vida. Cuando uno se toma las cosas demasiado en serio, si es muy autoexigente y responsable en todo lo que hace, si da demasiadas vueltas a los problemas, si no se permite un tiempo diario para relajarse y desconectar, si hace días que no se ríe de si mismo, es el candidato perfecto.
2-¿Puede hablarnos de la sintomatología?
La sintomatología es muy variada, puede ir desde una sensación de angustia en el estómago hasta el pánico incontrolado. Entre estos dos extremos nos encontramos con aspectos como el cansancio, contracturas musculares, irritabilidad, insomnio, dificultad para concentrarse, opresión pectoral, taquicardias, arritmias, mareos, vértigos, temblores, sudor, etc. Muchas veces los síntomas son tan intensos que impiden hacer una vida normal.
3-¿Cree que la ansiedad puede considerarse una enfermedad física?
No, en absoluto.
4-¿Por qué?
La ansiedad no se coge por ahí como si fuera una gripe. Los síntomas físicos que nosotros clasificamos como ansiedad son consecuencia de señales químicas e impulsos nerviosos generados por el cerebro. El cerebro funciona como un transformador: procesa pensamientos y los manifiesta físicamente. Por lo tanto, el cuerpo es simplemente un espejo en el que se refleja nuestra forma de pensar y de sentir. La ansiedad es un trastorno de la mente, que hace una interpretación de la realidad basada en patrones de conducta determinados (por ejemplo, la creencia de no ser capaz de poder afrontar o superar una situación). Esto también sirve para la depresión, puesto que ambos trastornos son diferentes expresiones de un mismo conflicto.
5-¿A qué se refiere cuándo dice que “Nadie va a sacarnos de la ansiedad”?
Cuando un paciente te dice: a ver que me vas a hacer, que ya he probado varias terapias diferentes y ninguna me ha funcionado. Te está diciendo que no quiere hacerse responsable de su problema y por lo tanto, hagas lo que le hagas no va a funcionar. Por eso explico en mis seminarios que lo primero que hay que hacer para salir de la ansiedad es tener claros dos conceptos: que la ansiedad no es una enfermedad y que nadie te va a sacar de ella si no te haces responsable de lo que te está pasando. Solo es necesario comprender que es lo que ha ocurrido, por qué ha ocurrido y que hay que hacer para volver atrás. Entonces la decisión de salir o no se convierte en un acto responsable y personal. Esta toma de responsabilidad no significa renunciar a la ayuda de profesionales, ni que no se deba tomar medicación en caso de necesidad. Significa que debemos abrir los ojos y tomar plena conciencia de la situación.
6- Según dice, la ansiedad tiene varías fases. ¿Puede hablarnos de ellas?
Si queremos salir de la ansiedad primero hay que organizar un plan de acción y para ello es necesario seguir algunos pasos. El primero es trazar un mapa emocional básico que nos permita observar el problema desde una perspectiva global. Esto nos ayudará a reconocer en que parte del proceso nos encontramos exactamente y nos va a servir como punto de referencia para saber que dirección debemos tomar, si estamos dando los pasos correctos o saber donde nos estamos equivocando. Para que resulte fácil de explicar y de entender he hecho una escala describiendo la ansiedad en cuatro fases:
1ª Fase (ansiedad leve):
Esta es una fase que cualquiera puede conocer bien. En ella no hay reacciones fisiológicas importantes. Solamente encontramos síntomas que se pueden asociar al estrés: sensación de angustia en el estómago, tensión mental, tensión muscular, opresión pectoral, cefalea, insomnio, cansancio, irritabilidad,…
2ª Fase (ansiedad aguda):
En esta fase las reacciones fisiológicas son evidentes en momentos de tensión. A los síntomas anteriores les añadiríamos: dificultad respiratoria, taquicardia, arritmias, sudor, mareo, orina excesiva, temblor de manos, tartamudeo, incoherencia mental,… Todavía se puede mantener el control de la situación y una vez pasados los momentos de tensión no se vuelve a pensar en ellos.
3ª Fase (crisis de ansiedad):
En esta fase las reacciones fisiológicas empiezan a dejar de estar bajo control. Se piensa mucho en los momentos de tensión y se esperan con preocupación. Sólo pensando en la situación aparecen los síntomas físicos: mareo, taquicardia, sudor, disnea,… En los momentos de máxima tensión se pierde el control del cuerpo y la capacidad de pensar de forma coherente (suele pasar por hiperventilación). Es lo que se llama crisis de ansiedad.
4ª Fase (ansiedad extrema):
Esta fase es grave. Se pierde el control de la situación, incluso en los momentos de reposo. Hay una sensación profunda de pánico que impide por completo hacer una vida normal. Los síntomas físicos se interpretan como señales de peligro, lo que sitúan a la mente de la persona en un estado constante de angustia. El cuerpo y la mente se encuentran en estado de shock.
En esta fase la vuelta atrás es muy larga y costosa. Además pueden quedar secuelas.
7-¿Cuales son los siguientes pasos a seguir?
Una vez reconocida la fase en que nos encontramos hay que preguntarse: ¿hacia donde quiero ir? Aunque la respuesta sea obvia, es necesario hacérsela, pues al contestarla es cuando uno toma la decisión real de hacerse responsable de su problema.
Entonces, el siguiente paso sería conocer cuales son los obstáculos que nos vamos a encontrar en el camino de regreso a la normalidad. Para ello he hecho tres clasificaciones:
1- Obstáculos externos.
Estos obstáculos no los podemos controlar y les vamos a echar la culpa de nuestra ansiedad. Aunque parecen muy evidentes y suelen ser el motivo detonante, ellos no son los responsables. Me refiero a los acontecimientos relacionados con aspectos de nuestra vida cotidiana y alrededores: la pareja, los hijos, los vecinos, el trabajo, el tráfico, las obligaciones, los políticos, el gobierno, la crisis, etc. Lo que en verdad nos causa la ansiedad son los pensamientos que proyectamos sobre ellos.
2- Obstáculos interpretados como externos.
Tampoco los podemos controlar y también les vamos a echar la culpa de nuestra ansiedad. Son motivo de gran tensión y preocupación, pero ellos tampoco son los responsables. Me refiero a los síntomas físicos.
Generalmente estos síntomas se interpretan como los causantes de la ansiedad. Cuando en realidad, la ansiedad es la causante de los síntomas.
3- Obstáculos internos.
Son los únicos que podemos controlar, aunque dejamos que ellos dominen de manera inconsciente el 90% de nuestras acciones. Me refiero a los pensamientos. Ellos son los verdaderos causantes de la ansiedad y de cualquier estado emocional. Los pensamientos se convierten en emociones y en síntomas físicos. Somos lo que pensamos y el mundo que vemos y sentimos, se ajusta a nuestros pensamientos. Está claro que, en el caso de la ansiedad o la depresión (y muchos otros desórdenes emocionales) hay que hacer una reestructuración profunda de nuestra forma de pensar, de sentir y de percibir el mundo que nos rodea. Esta es la clave principal.
8-¿Por dónde debería empezar una persona que sufra ansiedad?
A nivel práctico estos son unos consejos sencillos y asequibles para cualquiera. Quien decida probarlos se sorprenderá de su eficacia.
– Detener todo exceso de información y actividad mental innecesaria.
Evita: la televisión (sobre todo por la noche), las noticias, periódicos, radio, Internet, videojuegos, las películas agresivas (solo de humor).
– Regular la alimentación.
Evita: café, te, coca cola, bebidas azucaradas, bebidas tonificantes, bebidas light, chocolate, azúcar, bollería. Come lo más sano que puedas.
– Movimiento.
Camina. Cada día si puedes. Empieza con veinte o treinta minutos y poco a poco lo vas alargando hasta una hora. El ejercicio corporal elimina toxinas, moviliza la sangre y la linfa, pone en funcionamiento los órganos y fortalece el organismo. Después del paseo te sentirás mucho mejor.
– Relajación.
Es muy difícil tener una crisis de ansiedad si estamos relajados. Busca algún CD que contenga una relajación guiada, no demasiado larga, entre diez y veinte minutos es suficiente. Practícala dos veces al día. Cuando la aprendas podrás aplicarla en cualquier lugar o situación.
– Respiración.
Es un punto clave para controlar las crisis de ansiedad (que suelen desencadenarse por culpa de una hiperventilación). Cuando te sientas en un momento crítico, coloca tus manos sobre el estómago, inspira por la nariz, lenta y silenciosamente, nota como el abdomen se va hinchando, pero no llegues a la máxima capacidad pulmonar. Aguanta unos segundos la respiración. Relaja el pecho y el plexo solar. Exhala el aire por la boca libremente.
9-¿Qué tipo de terapia/s de ayuda propone para salir de la ansiedad?
– Psicoterapia, acupuntura, naturopatía, masaje relajante, homeopatía, esencias florales, reiki. Son terapias no agresivas que resultan eficaces como soporte.
– Buscar un hobby, una distracción. Trabajos manuales. Desarrollar la creatividad. Aprender un idioma. Aprender a tocar un instrumento musical. Apuntarse a un gimnasio.
– Chikung, Yoga, Taichi, danza,… ayudarán a regular el cuerpo y equilibrar la mente.
– Si la ansiedad está en una fase avanzada, entonces sería aconsejable acudir a un especialista médico y tal vez tomar algún ansiolítico en momentos puntuales, puesto que a veces es lo único que puede calmar la mente en las crisis de ansiedad.
– Y un consejo final: estúdiate, analízate, averigua las trampas mentales que te mantienen estancado y te impiden salir de la ansiedad. Desarrolla tu propio método terapéutico personalizado. Nadie mejor que tu sabe lo que necesitas para curarte.
Josep Muñoz
Josep Muñoz Costas: es profesor de Qigong, Taiji, Acupuntor, terapeuta manual y formador de profesores de Qigong. En el año 2011 dio a conocer oficialmente el método de Qigong Emocional “Corazón del Tao”, desarrollado por él mismo, cuyo objetivo es regular los desequilibrios fisiológicos y energéticos que los trastornos emocionales causan en nuestro organismo. Es autor de los libros: “Qigong para regular órganos y emociones” publicado por Ediciones Tao, “Qigong Corazón del Tao” y “Qigong, fundamentos de la práctica energética”.
http://chikungparalasalud.blogspot.com
Nota: Entrevista realizada por Ana Romero