Al final el Yoga también es una filosofía de vida y una forma de vivir en armonía. No bastan los âsanas o los prânâyâmas, hace falta una revisión en profundidad de nuestra forma de vivir.
Nuestra idea de salud no es, como es evidente, la ausencia de síntomas, sino el vigor de nuestro cuerpo para adaptarse a los cambios que se producen en la vida, internos y externos. Esa fortaleza interna es la que queremos integrar a través de un Yoga inteligente, adaptado a nuestras condiciones de vida.
Creo que todos estaremos de acuerdo en el deseo de vivir más y mejor. Y ya vamos comprendiendo cuáles son las características que tienen en común los supercentenarios en todo en mundo, muchos de ellos residentes en esas zonas azules que coinciden con estilos de vida tradicionales, con poco estrés, alimentación frugal, ejercicio moderado y sostén emocional del grupo de vida. Además cada vez la ciencia nos va descubriendo nuevos avances en la comprensión y desactivación del envejecimiento celular.
Higiene sagrada. Haremos una sesión más breve de Yoga, muchas veces con soportes, muy adaptada, y dedicaremos una parte de la clase a hablar de salud y longevidad. Hay muchas técnicas en el yoga de higiene sagrada que van desde el neti o lavado nasal, hasta los movimientos abdominales (nauli) para favorecer el peristaltismo y la movilización de la energía vital, entre muchos otros.
Ritmo pausado. La práctica del Yoga requiere, la mayoría de las veces, una lentitud para ser conscientes de cada movimiento y de cada respiración. Vamos, casi siempre, con mucha prisa por la vida, haciendo malabarismos de tantas cosas que queremos asumir desde una mentalidad del rendimiento a toda costa. Pero hace falta tomarse la vida con un poco de filosofía, tal como hace el Yoga buscando la quietud y la serenidad interior.
Gestión del estrés. Las técnicas de relajación forman parte, como todos sabemos, de la práctica del Yoga. La intensidad de una serie predispone al cuerpo a la relajación, y el cultivo de la atención a dirigir nuestra mente, nuestra amabilidad y la respiración a las zonas en tensión que acumulamos en la presión de la vida.