Aceptación (corazón)
Si el sol es el centro de nuestro sistema planetario, el centro de nuestro sistema es el corazón. En medio de la cruz, entre la horizontal y la vertical de nuestro cuerpo late nuestro órgano cardiaco. La fisiología del corazón nos revela su alquimia: acoge la sangre venosa, la hace pasar por el filtro pulmonar y, una vez que ha sido oxigenada, la retorna al sistema completamente renovada, pasando del ventrículo a la aurícula, y de un lado del corazón al otro. Algo así hace el corazón profundo con los pensamientos y los sentimientos, con las percepciones y las intuiciones: las hace transitar, las hace dialogar y les imprime un hálito.
Sin corazón el universo es frío, sin corazón las razones se convierten en armas arrojadizas y los sentimientos en mareas que ahogan. En medio del misterio, en medio de la infinitud fría de la existencia, la sabiduría del corazón atina a hacer una pequeña hoguera, y ese pequeño fuego consiste en humanizarlo todo.
De alguna manera, de los infinitos sentidos que nos ofrece el cosmos sólo uno es válido para nosotros, y ese descubrimiento se hace a través del corazón. Podríamos decir que nacemos con una tarea dada, que después el destino flexiblemente se encarga de recordar. Ese será, pues, nuestro camino con corazón, y ese será nuestro centro de vivencia.
Meditación Síntesis. Julián Peragón. Editorial Acanto