Ayer compramos terrenos en el campo, casas adosadas frente al mar y descampados en parcelas para especular. Más tarde cuando se nos aclararon un poco los misterios de la Bolsa, compramos alegremente acciones mágicas de ganancias ultrarápidas.
Ayer, como durante este siglo que fenece, conquistamos la faz de la tierra. Llegamos a los Polos y al interior de las selvas, al techo del mundo y a la sima marina más profunda. Llegamos, pusimos banderas de colores y delimitamos fronteras. Detrás de la foto de rigor, compramos las tierras vírgenes.
Compramos desiertos con petróleo, pueblos cazadores recolectores con su riqueza maderera, coralinas islas turísticas. A cambio les vendimos nuestros sueños, nuestra democracia, nuestros intereses y las armas suficientes para defenderlos. Les compramos su alma junto a sus riquezas artísticas.
Después conquistamos la luna. Hace poco hemos llegado a Marte. Ante ayer compramos las tierras a los indios por unas pocas baratijas, pasado mañana compraremos parcelas con cráteres en la luna para hacernos un chalé.
Hoy cada día se descubren nuevas constelaciones de estrellas. Momento para bautizar los millares de astros con nurestro nombre y pedigrí para que quede constancia ante la eternidad. Podremos ir al instituto cosmológico y pedir media docena de estrellas azules. Mañana compraremos el universo, los agujeros negros, las espirales galácticas, ¿Dios?. Todo el mundo tiene un precio.
Con este afán de comprar, aquí en la Madre Tierra, la ecología saldrá ganando. Ante la escasez de materias primas cada árbol tendrá un sello de garantía. Tendrán cosecha de tal año como los buenos vinos, y costarán caros. Los animales salvajes para salvaguardar su supervivencia tendrán sponsors, los peces serán apadrinados y las aves tendrán un chip de control de vuelo a cargo de la persona interesada. Peregrinaremos al árbol sagrado XT3757A2 de nuestra propiedad y al safarí de moda en compañía de nuestra mascota. La compraventa salvará al mundo de los bárbaros.
La red de redes será un inmenso mercado al alcance de los coleccionistas. Podremos comprar la Sábana Santa, la piedra 6570 de la pirámide de Keops orientada precisamente al norte, las palabras grabadas del último papa antes de arrepentirse ante la muerte.
Los científicos habrán patentado millones de genes y cada coito con suerte pagará aranceles. Si el alma existe será fotografiada con cámaras ocultas.
El dinero por fin será nuestro amigo. La energía la habremos condensado en una tarjeta plastificada. El mundo estará personalizado a través de nuestra alma educada. La religión del tener nos habrá librado del vacío del Ser..
La felicidad se podrá cuantificar y dependerá del lado donde caigan los ceros.
Julián Peragón