La Doma del Toro (buey o búfalo). Las diez etapas del despertar
!Junto a la rivera bajo unos árboles, descubro huellas!
Incluso sobre el fragante pasto veo sus pisadas.
Están en lo profundo de las montañas remotas.
Este rastro no puede ocultarse a ninguna nariz que apunte al cielo.
Comentario:
Comprensión de la enseñanza, veo las huellas del toro.
Ahora aprendo que, así como de un metal se forjan muchos utensilios, de mi mismo surgen miríadas de paisajes.
A menos que yo discrimine, ¿como diferenciaré lo cierto de lo falso?
Aún no he atravesado la puerta, pero he intuido el camino.
La búsqueda sigue adelante, al final de la búsqueda hay la respuesta a quiénes somos de verdad, pero el camino es largo. La doma del toro requiere de un control de la mente. Patañjali, el padre del Yoga, nos dice que hemos de calmar (o dominar) las fluctuaciones de la mente si queremos que el ser more en su esencia. La tradición Zen nos dice también que hemos de mantenernos firmes pero hay que saber soltar en el momento preciso tal como se hace para volar una cometa.
En la segunda etapa uno todavía no ha visto el toro pero percibe sus huellas y es que “este rastro no puede ocultarse a ninguna nariz que apunte al cielo”. Es cierto, no puede ocultarse porque la mente está en todos sitios, no hay lugar donde pueda esconderse. La mente está arriba y abajo, delante y detrás y está en aquello que nos parece que no es la mente que es lo natural. Se dice “todos los elementos del mundo extraídos de un oro único”. Qué poco conocemos la naturaleza de nuestra mente! Los mecanismos de defensa están siempre ahí pero no nos damos cuenta casi nunca.
La búsqueda se manifiesta a menudo como si tuviéramos que encontrar algo que está muy lejos, muy escondido, sorteando pruebas muy difíciles, y sin embargo lo que buscamos lo tenemos delante de nuestras narices. Es cierto que en esta etapa ya tenemos un grado de conocimiento, conocemos las enseñanzas pero todavía no vemos claro. Es como el que sabe mucho de un país porque ha leído en los libros pero nunca lo ha visitado. En estos momentos no sabemos lo que es cierto y lo que es falso, por eso abundan los pseudomaestros.
Si no hay orden en nuestro mundo interior no podremos salir de la confusión. Hay que discriminar y reconocer nuestros demonios. Investigar en la ley del karma hasta darnos cuenta que un árbol gigantesto siempre nace de una semilla muy pequeña.