En pocas palabras la Gestalt le da profundidad y el coaching empuje.
Robert Dilts hace una diferencia entre dos tipos de coaching que se están expandiendo y que cabe matizar para no caer en malas interpretaciones.
Coaching con “c”
Hay un coaching que busca el cambio del estado actual al estado deseado en un nivel de conductas y recursos, animando a una exploración de comportamientos nuevos que faciliten el cambio de situación.
Usando metodologías de exploración y apertura de posibilidades, como la tormenta de ideas, buscando alternativas a lo conocido y usado, con la supervisión de un coach y la confianza que puede aportar un experto que nos acompaña, con alguien que nos anime y nos recuerde lo que valemos y que los peligros son más imaginarios que reales se nos abren muchas posibilidades de que nuestros objetivos se cumplan.
Todos estos aspectos favorecen un cambio de conductas que nos llevan al objetivo. Pero a veces esto no es suficiente.
Coaching con “C”
Hay otro coaching que frente a las dificultades de alcanzar ciertos objetivos contempla la posibilidad de hacer cambios en la percepción del coachee. Ampliar su mapa de la realidad. Cuestionar y reflexionar sobre sus creencias, sus valores y presupuestos. El cambio aquí ya no es sólo comportamental, apuntamos a un cambio interno, que abre más posibilidades de acción, más flexibilidad para encarar los desafíos que se proponga o que le proponga la propia vida.
“El Coach sigue los sueños del cliente con el objetivo de ser un catalizador de un desempeño mejor, como resultado secundario se puede poner en marcha un tipo de curación . El terapeuta sigue el dolor con el objetivo de sanarlo, como resultado secundario el desempeño y satisfacción en el trabajo pueden aumentar”
Carol Kauffmann
Con estas palabras de Carol Kauffmann nos introducimos a esta nueva Gestalt que surge de contemplar a un mismo cliente con las dos miradas, la del Coach y la gestáltica. Cómo figura y fondo van cambiando creando percepciones diferentes, un encuentro con un cliente va ir variando según se ponga de relieve un objetivo o una dificultad, como las dos caras de una moneda.
Con la mirada del Gestalt-coach intentamos tener en cuenta hacia dónde vamos y cómo vamos. Hacia qué objetivo, haciéndolo cada ver más real y cercano, y cómo vamos, con qué cuento, con qué lo hago, cómo me manejo y qué me encuentro como resultado.
Toda terapia contiene un coaching, un facilitar procesos y conseguir objetivos, en la medida que el cliente tenga los recursos, es sólo cuestión de acompañamiento y apoyo.
Paco Sánchez dice de sus clientes “A la mayoría de los clientes, al menos entre los míos, no les faltan recursos. Tan solo les faltan identificarlos o, simplemente fiarse un poco más de ellos. A veces, también, con una pequeña orientación o reorientación es suficiente.”(Pág. 78)
Cuando es el mismo cliente que se interfiere con su modo de actuar, de percibir o de interpretar, entramos en ese campo de intersección donde el coaching también permite una actuación de tomar conciencia, de facilitar actuaciones nuevas o interpretar la situación con otros prismas que consiguen cambios, es esa intersección entre el coaching y la terapia.
Y por último hay situaciones en las que es necesario una intervención terapéutica o sanadora de aquellos aprendizajes que por estar tan cargados de emoción necesitan de un contexto, unas capacidades y un entrenamiento adecuado para dar la confianza de poder recoger lo que se mueva en la persona.
Son muchas las ocasiones que se encuentran los coaches donde su cliente expresa sus dificultades con una carga emocional difícil de abordar y según su código ético deberían derivar a un profesional de la psicoterapia.
La Mirada del Coaching:
La palabra mirada es una expresión que sugiere desde donde actúa el coach.
Es una perspectiva, un acompañamiento, un facilitar, un involucrarse, una presencia, una validación.
A través de cómo te mira, cómo te pregunta, cómo te acompaña, el cliente siente algo diferente, potenciador, que se cree en él, que se reconoce en el aquello que ni él mismo contemplaba.
¿Cómo te sientes mirado? En el coaching importa realmente cómo miramos al cliente. Recogiendo las directrices que desarrolló Rogers de empatía, congruencia y aceptación incondicional, vemos en el coaching que se profundiza en este modelo, humanizándolo más, quitando la figura terapéutica paternal, creando una posición comprometida desde la voluntad de servicio manteniendo el foco en mirar al cliente de la forma que le ayuda, renunciando al protagonismo. Es el rol del que tiene poder y lo usa reconociendo el poder del cliente. En muchos sentidos podemos definir esta relación como una reparentalización, con un modelo validador, facilitador para el autoconocimiento, y reparador en ciertos casos.
Atención a las potencialidades de la persona
Ver en el cliente todo aquello que tiene y todo aquello que puede aprender, trayendo esos recursos y capacidades a la realidad, como aquel que abre una caja de herramientas y se da cuenta de todo lo que puede hacer con ellas. Es importante que alguien valide con su mirada todo lo que existe en la persona y que va a favor de su crecimiento, en la línea de alcanzar objetivos y necesidades.
La realidad se construye con lenguaje
Cualquier comunicación se basa en interpretaciones. Para que haya un proceso de escucha, asimilación y devolución, debemos interpretar los mensajes que nos llegan del exterior. En esta interpretación vemos aspectos de la realidad y la configuramos según modelos internos, sean aprendidos biológicos. A través del leguaje percibimos y construimos al mismo tiempo. Tanto con los mecanismos de evitación como por la influencia de las necesidades del momento, como de los aprendizajes gramaticales, etc. La creación del lenguaje destacará algunos elementos y no otros, configurará la experiencia o la fantasía según resulte conveniente por los aprendizajes o experiencias pasadas.
La toma de conciencia del lenguaje nos da una dimensión de autoconocimiento. Tanto en las sesiones terapéuticas como en el coaching la estructuración de la experiencia nos ha aportado el como es o se muestra la persona. A través de la perspectiva del lenguaje se puede cambiar la forma de expresarse y conseguir más compromiso con la realidad y con uno mismo.
Por ejemplo, una cosa es decir “mi madre es intolerante”, y otra muy diferente “no sé como hacer para llevarme bien con mi madre”. En el primer caso soy una víctima y se cierran todas las posibilidades de acción a menos que mi madre cambie su actitud, delego en ella el poder que también está en mis manos. En la segunda, declaro mi incompetencia y al mismo tiempo asumo poder, abriéndome a otras posibilidades de acción que puedan ser operables desde mi persona.
La ontología del lenguaje nos señala un camino a través del lenguaje para conocernos mejor, y al señalarlo, lo crea. Hay muchas cosas que hacemos o sentimos de forma habitual y cuando alguien nos lo señala y le pone un nombre nos hacemos más concientes y responsables del mismo hecho.
Focalizarse en objetivos crea realidades
“Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado.” Buda
La metodología del coaching tiene dos campos de acción muy claros, el presente, donde se actúa, sea en la sesión o en las actividades que la persona ejecuta, y el otro es en el futuro, donde no estamos y sí queremos llegar.
En el coaching se trabaja con el futuro. El futuro es en principio un campo abierto de posibilidades, y el coachee trabajara con esas posibilidades para quedarse con algunas como objetivos a alcanzar.
En este primer proceso, necesario e importante ya estamos focalizando, decidiendo y responsabilizándonos.
Cuando focalizamos un objetivo, gran parte de nuestra atención se va dirigiendo constantemente a los medios de cómo lograrlo. El trabajo del coach es potenciar la claridad con que vemos el objetivo y sus consecuencias, y solo con esa insistencia la realidad se va acercando a lo que se desea. Parece que se ejerza de director de una película. Aquello que estaba lejos e inalcanzable se va acercando y se contempla como realizable, hasta que se consigue.
Hay aspectos que parecen funcionar sin que seamos capaces de explicarlo como la famosa “ley de la atracción” donde si deseas algo con suficiente convicción y actúas como si ya lo hubieses conseguido se acaba convirtiendo en realidad. En mi experiencia con las relaciones humanas, siempre pasan cosas difíciles de explicar, y algunas mas misteriosas que otras.
En todo caso el coaching no hace una referencia explicita a esta ley pero parece que muchos contemplan que la actitud del cochee frente al objetivo favorece los resultados.
La figura del Gestalt Coach
Si tu mente está llena de conocimiento, estás siempre preparado para nada. Si está abierta, como la de los principiantes, estás disponible para todo. En la mente de los principiantes están las mayores posibilidades; en la mente de los expertos hay pocas.
S. Suzuki
Es la persona no la metodología
Es un puente desde donde abarcar esas dos miradas. Un rol que incorpora un acogimiento terapéutico y también el mismo rol facilita el fluir del cliente, hacia donde este desea.
La figura del gestaltcoach es un coach y un terapeuta que se orienta desde la gestalt y el coaching.
Cuando hablamos de la figura ponemos en juego, cómo no, algunos valores y creencias que hemos visto dar sus frutos, cuando hablamos de humildad, de vaciarse de conocimientos, de confianza y de compromiso con el propio proceso, estamos transmitiendo un modelo que nos orienta y nos previene de nuestros propios miedos.
Se orienta desde la Gestalt y el Coaching
“El coach sigue los sueños del cliente con el objetivo de ser un catalizador
de un desempeño mejor, como resultado secundario
se puede poner en marcha un tipo de curación.
El terapeuta sigue el dolor con el objetivo de sanarlo,
como resultado secundario el desempeño y satisfacción
en el trabajo pueden aumentar”.
Carol Kauffman
De la Gestalt cogemos el trabajo con uno mismo, desde el autoconocimiento, desde la revelación de la propia sombra, aquello que si no se conoce, no hay conciencia, empañará la comunicación del tipo que sea, ese asumir esas tendencias caracteriales que estarán presentes en los procesos de acompañamiento. También cogemos ese entrenamiento en el darse cuenta del aquí y ahora, esa conciencia de lo que está pasando, de aquello que es obvio, y no siempre es consciente. Del coaching recogemos una actitud humilde, que no se pone por encima del cliente, sabiendo que esa es su forma de facilitar un proceso. Y también cogemos del coaching esa mirada sobre el otro que llamamos luminosa por ver en el cliente todo aquello que es suyo y le puede favorecer en su camino, señalando el potencial y las posibilidades, una mirada con confianza que da apoyo y el calor humano que da seguridad ara atreverse por la zona insegura de lo no explorado. Explicar más la posición del terapeuta gestalt para ver la diferencia
Se centra en el presente y desde ahí facilita la reestructuración del pasado y la construcción del futuro
“Hay otro punto en el psicoanálisis clásico que no puede resistir el escrutinio del pensamiento dialéctico -el complejo “arqueológico” de Freud, su interés unilateral por el pasado. No es posible ni objetividad ni comprensión real de la actuación de la dinámica de la vida sin tomar en cuenta el polo opuesto, esto, el futuro y, sobre todo, el presente como punto cero de pasado y futuro. […] El presente es el punto cero, siempre en movimiento, de los opuestos pasado y futuro”. F. Perls
Con la formación en Gestalt el Gestaltcoach es capaz de estar en el presente, atendiendo a los objetivos que trae el cliente, con la intención de futuro que eso despierta, relacionando las necesidades con los objetivos, para esclarecer los metaobjetivos que trae el cliente (los objetivos de los objetivos). Se intenta que los objetivos sean ecológicos, y sobre todo discriminar lo que son objetivos de compensación, o de un yo idealizado que no atiende a las circunstancias realistas del cliente. Cuando aparecen este tipo de desajustes es cuando percibimos los rasgos caracteriales y de falta de conciencia que dificultan el camino hacia sus metas, es aquí que la Gestalt permite una mayor profundización y reestructuración de lo que ha sido vivido y como eso se ha fijado como patrones de comportamiento.
Desde esta conciencia se podrán tomar decisiones desde una nueva perspectiva.
Facilita el fluir del cliente
Desde el modelo del fuir el objetivo es estar a favor de lo que surge como necesidad, como deseo, como objetivo. La función del Gestaltcoach es facilitar el camino y las experiencias por donde el cliente quiera transitarlas.
Poniendo atención a las demandas corporales y emocionales se profundiza en los metaobjetivos y en los valores de la persona.
A través de la conciencia de cómo evito aquello que necesito, damos un salto en asumir partes nuestras que están actuando e interfiriendo en el fluir. La Gestalt atiende de alguna manera a aquello que de forma inconsciente bloquea el fluir.
Es apoyador y confrontador
Los puntos cardinales del coaching son confianza, aceptación, ternura y gentil irreverencia” Julio Olalla
Confrontar es exponer lo que es más obvio de lo que veo o escucho del cliente que no es congruente con lo que se busca o desea.
El apoyo es lo que Dilts llama el patrocinio, es esa mirada que acompaña, apoya y ve en el cliente todas sus potencialidades con actitud de confianza.
Considera al cliente un adulto totalmente responsable de sí mismo
En el gestalt coach se reafirma la idea de la responsabilidad del cliente. No sólo como un elemento de crecimiento, también en términos de servicio. Desde el modelo médico, el campo terapéutico suele responsabilizarse del cliente o paciente, y aunque en Gestalt se supone que no se hace, la realidad es que por la percepción social, o por la posición en que viene el cliente o por los introyectos del terapeuta, es muy común hacerse cargo de lo que le pasa. Al acercarnos a la visión del coaching, el Gestalt coach ya sale del rol terapéutico y puede actuar desde un lugar mucho mas gestáltico por la propia definición de la relación. Es una relación de servicio. ¿por qué los coaches cobran bastante más que los terapeutas?
Con la pregunta porque exploramos creencias.
Pone mucha atención y trabaja con el cuerpo, la emoción, la cognición y el sistema del cliente
Desde la figura del Gestaltcoach ampliamos la mirada. El cuerpo, la cognición y la emoción son focos habituales de la Gestalt. En estas tres áreas se establece una comunicación, se emiten unos mensajes, y a través de esta comunicación se despierta conciencia. La visión sistémica nos mete en la relación y desde ahí ver qué provoco. Qué posición ocupo y cómo influye en su sistema. La visión sistémica, ecológica y transpersonal son incorporaciones que en el aprendizaje personal uno va desarrollando. Del coaching aprendemos a transformar con el lenguaje, con las palabras. El gestalt coach se nutre como hace el coaching y como hizo Perls de todo lo que enriquece y favorece el crecimiento. Lo integra y luego lo pone al servicio del cliente.
El Gestaltcoach trabaja con todo lo que le sirve a si mismo para crecer.
Comparte sus resonancias (feedback gestáltico)
“Dentro del esplendor de su nuevo cerebro, los mamíferos desarrollaron una capacidad que llamamos resonancia límbica, una sinfonía de intercambio mutuo y adaptación interna en la que dos mamíferos armonizan cada uno con el estado interno del otro. Es la resonancia límbica la que hace que mirar al rostro de otro ser sensible emocionalmente sea una experiencia con múltiples facetas. En lugar de ver un par de ojos como dos botones con puntitos, cuando miramos los portales oculares de un cerebro límbico las sensaciones se multiplican… Cuando tropezamos con la mirada de otra persona, dos sistemas nerviosos alcanzan una yuxtaposición palpable e íntima.” (Lewis, Amini, Lannon.2001. Pág. 79)
He escogido este párrafo del libro “Una teoría general del amor” de Lewis, Amini y Lannon porque describe una funcionalidad de los mamíferos que por obvia no se tiene muy en cuenta. La emocionalidad es una forma de comunicación que nos permite presentir lo que le pasa al otro, sus estados internos y sus intenciones. Es con esa empatía que nos ponemos delante del otro en una sesión, es con esa capacidad de sentir y compartir lo que nos pasa estando con el otro. Algo que bien seguro tendrá que ver con la experiencia del otro. En eso consiste el entrenamiento en la terapia gestalt y en otras tendencias, poder discriminar lo que sentimos que se relaciona con aspectos de mi historia por lo que yo se de íi y qué aspectos se relacionan con lo que el otro provoca en mí.
La resonancia está siempre presente aunque en el coaching tienden a curarse en salud para no proyectar asuntos propios y permitir que sea sólo el otro quien ponga el material generativo, en la realidad la relación es un ser vivo que se alimenta de los que la componen, y si hay miradas, gestos, hasta las mismas preguntas no son neutras, traen en su interior aquello que es nuestro mapa, nuestros sentimientos y nuestras intensiones, más vale ser conscientes de lo que queremos compartir.
Es por esto que apostamos por un coaching con compartir de resonancias cuando el gestaltcoach ya tiene un entrenamiento personal. Compartir nuestra capacidad de darnos cuenta, genera en el otro una mayor conciencia, porque participamos de un mismo campo, con dos sistemas nerviosos yuxtapuestos. La información que aportamos puede ser de vital importancia para que el cliente se entere de cosas que todavía no es consciente de su propio interior.
Ejerce su capacidad creativa para enseñar a aprender
“No es posible enseñar coaching,
si es posible aprenderlo”
Cristina Naughton
Enseñar a aprender, aprender a aprender, enseñar a enseñar, aprender a enseñar.
Con estas cuatro variables se juega la transmisión del conocimiento.
Aunque con su base fenomenológica la Gestalt parece influir poco y acompañar los descubrimientos de la persona, como indica Claudio Naranjo hay una transmisión de valores (lo que él llama humanismo hedonista) y de creencias con sus pautas de comportamiento y conocimientos previos. Un mapa que tiene su utilidad y ayuda en los objetivos de las personas.
En coaching también tenemos un modelo de aprendizaje centrado en la persona, y también se transmiten valores y creencias por más que sólo hagamos preguntas. Nuestro mapa estará detrás de cada pregunta.
Dejando claro que la neutralidad no existe ni es conveniente, como vimos con el modelo de Vigotzsky, cómo enseñamos aquello que aprendimos.
El gestaltcoach es una figura que enseña, que aporta, sobre todo una actitud, una ubicación frente al otro para que éste se mueva y aprenda. Este es el arte de cada uno para hacer sin hacer.
Los experimentos, las preguntas, las resonancias y los feedbacks son formas creativas de transmitir un modelo o mapa de las interacciones de yo con el mundo y conmigo mismo. Como dicen los pedagogos todo lo que enseñas no dejas que el niño lo aprenda, con lo cual el enseñar se convierte en un lugar que facilite el aprender.
Actualmente los que cuestionan el modelo educativo proponen una escuela en base a preguntas, que mantenga en forma esa capacidad innata del impulso de aprender, de curiosidad. Y con estas referencias a la pedagogía solo citar una frase que creo que es muy gestáltica y se refiere a la confianza en la autorregulación.
“Inteligencia es lo que usas cuando no sabes que hacer” Jean Piaget
Xavier Coll Viola