PLANTAR SEMILLAS
Si plantamos una semilla necesitamos tiempo para que dé frutos, un tiempo que no depende de nuestro deseo sino del ritmo natural de la vida. De igual manera la meditación es un tiempo de siembra, pero también de poda, de abono y de riego. Y la cosecha, si es que aparece, siempre es una incógnita. Conocemos someramente la naturaleza de las intenciones que plantamos pero poco del suelo psíquico donde enraízan. Surgen, de tanto en tanto, frutos dulces y amargos pero de ambos podemos aprender para embellecer nuestro jardín interior.
Om shanti.
Julián Peragón